Mitrovich recuerda el doblete que dio el título de la Concacaf a Municipal en 1974
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Mitrovich recuerda el doblete que dio el título de la Concacaf a Municipal en 1974

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  • Anotó dos goles en la final contra el Transval de Surinam
  • Pepe es un ídolo de la afición de Municipal
  • Jugó también la Copa Interamericana contra el Independiente de Argentina
  • Hace labores altruistas con la Fundación Rojos 1974

MIAMI.- Hay jugadores que inscriben su nombre para siempre en la historia de un club y ese es el caso del argentino José Emilio Mitrovich, campeón de Concacaf en 1974 con el Municipal de Guatemala.

El romance con Mitrovich y CSD Municipal fue un amor a primera vista y se ha mantenido por 51 años desde que el aquel entonces joven delantero nacido el 8 de julio 1947 en Buenos Aires, Argentina llegó a formar parte de los Rojos y se quedó para siempre.

EL INICIO DE TODO

En la década de 1970, el entrenador uruguayo Rubén Amorín (q.e.p.d.) y su asistente, el argentino Salvador Pericullo comenzaban a formar un equipo sólido y soñador que consiguiera lo que nunca antes se había logrado en Guatemala, y entre sus objetivos estaban brillar a nivel internacional.

Entre todos los refuerzos, en 1973 Pericullo observó el juego del argentino José Emilio Mitrovich, quien andaba de gira por Centroamérica con el equipo de Chacarita de Argentina. El contacto se dio inmediatamente, el delantero se enamoró de Municipal y del país, tanto así que se quedó para siempre en Guatemala.

Con una agenda apretada comenzó el año de 1974 (Fraternidad, campeonato local y Concacaf), Municipal era un plantel superior que no solo ganaba, tan bien jugaba bonito y enamoraba a sus seguidores que llegaban al estadio a apoyarlos.

Llegaron a acumular 32 partidos sin perder y fue así como consiguieron el título nacional, pero vendría una de las copas más valoradas de las que se sienten orgullosos jugadores, club, entrenadores y aficionados.

El 19 de mayo comenzó la clasificación. Primero debieron dejar en el camino a dos equipos hondureños, Marathón y Motagua, a ambos clubes Mitrovich les anotó dos goles. En la última ronda del área, el rival era el Alianza. La serie se jugó el 29 de septiembre y el 6 de octubre. Los rojos ganaron y llegaron así a la gran final. Mitrovich marcó seis goles en todo el proceso antes de llegar a la final. 

“Municipal era un equipo al que daban muchas ganas de ir a entrenar, a jugar y a compartir. El equipo era más grande por dentro que por fuera, y esa era la diferencia”, asegura Mitrovich, quien a sus 74 años sigue compartiendo con su esposa Elsa, cada una de esas vivencias.

Como fue costumbre en todo el año, el entrenador Amorín los concentró y pasaban sus días entre la casa, el estadio y el hotel, porque no se podía fallar en ninguno de los detalles que después podían ser determinantes.

Se volvieron una familia, los cumpleaños los celebraban juntos y pasaban mucho tiempo compartiendo y hasta en los momentos complicados económicamente se ayudaban entre ellos. Cada triunfo se festejaba en la intimidad del grupo.

Con la camisa de CSD Municipal anotó 121 goles para convertirse en uno de los ídolos del club. 

LA GRAN FINAL

Llegaron los días de la gran final entre Municipal y el Transvaal de Surinam. Los dos partidos se celebraron en el Estadio Mateo Flores (ahora Doroteo Guamuch Flores), pero el primero, el 24 de octubre de 1974, fueron los caribeños locales administrativamente.

El juego de ida terminó 1-2 a favor de los guatemaltecos con goles de Julio César Anderson y Washington Benítez. Con una pequeña ventaja los guatemaltecos no podían bajar la guardia y por ello cada día eran más cuidadosos.

Llegó el 27 de octubre. Las calles aledañas al estadio Mateo Flores se pintaban de rojo mientras los aficionados caminaban entre las calles empinadas para poder asistir al encuentro. El escenario se pintó de rojo y los cánticos de apoyo se mantenían. Llegó el día de Mitrovich, esos que muchos sueñan con tener.

Muy temprano, como para muchos partidos y principalmente los decisivos, José Emilio Mitrovich salió del hotel de concentración, el Royal Home que se ubicaba en la zona 1, caminó unas ocho cuadras y llegó a la Catedral Metropolitana para hacer una promesa especial al Cristo Negro de Esquipulas.

El joven en aquel entonces de 27 años y de cabello largo en ese silencio de la capilla ofreció, a excepción de la camisola, el resto de su indumentaria llevarla a la Basílica en Esquipulas, a 225 kilómetros de la capital guatemalteca, de agradecimiento por todo lo que estaba viviendo, pues desde la primera vez que visitó la iglesia quedó impresionado y se volvió fiel creyente del Cristo Negro y cerca de la imagen está la ofrenda. La camisola se la dio a un amigo y aficionado rojo, Santiago Urrutia.

Jose Emilio Mitrovich

José Emilio Mitrovich antes de llegar a Municipal de Guatemala ganó el tercer lugar en la Copa de Campeones de Concacaf con el Toluca de México en 1972. 

Después de su visita a la Catedral, regresó al hotel para desayunar con sus compañeros para dirigirse luego rumbo al escenario de la zona 5 guatemalteca y con su inseparable escapulario, Mitrovich salió al terreno de juego y se colocó como centro delantero.

“Recuerdo que el primer gol lo anoté de zurda. Era una jugada que siempre ensayábamos y el segundo, fue con la cabeza tras un centro del capitán Melgar (Armando). Esa serie fue muy dura porque ese equipo era la base de la selección de Surinam y los defensas eran rápidos y fuertes, pero siempre dije que no podía claudicar y que debía buscar la anotación”, recuerda el autor de los dos goles del juego de vuelta.

La porta del Periódico Prensa Libre dedicada al título de Municipal de Guatemala en la Copa de Campeones de Concacaf 1974. 

Terminó el partido y comenzó la fiesta en el estadio. Entre los más de 30 mil aficionados se escuchaba el grito de: “Pepe, Pepe…” (como es conocido Mitrovich) desde la tribuna, así que el exartillero se acercó y era Yaco Monti, un cantante argentino de esa época al que había conocido. El cantante vestía una camisola roja y se subió a la malla metálica para saludar a su amigo.

Como siempre, después de cada triunfo, el equipo del entrenador Amorín se dirigía a la casa de Joaquín Taracena, uno de los aficionados más fieles del club. En su casa siempre preparaba una fiesta especial para que llegaran los jugadores y sus familias.

Emile Barron guardameta del Transval de Surinam controla el balón ante la presión de José Emilio Mitrovich en la final de la Copa de Campeones de Concacaf el 27 de octubre, 1974 en el Estadio Mateo Flores en Ciudad Guatemala, Guatemala. 

OTRO ESPECTÁCULO

Después vendría la Copa Interamericana frente al Independiente de Argentina, campeón de la Libertadores y Municipal, representante de la Concacaf. La serie se jugó el 24 y 26 de noviembre de 1974, y se definió el título en lanzamientos desde el punto de penal, después de un empate 1-1 en tiempo reglamentario, de nuevo con gol de Mitrovich. La corona quedó en manos de los argentinos tras haber ganado 4-2. Uno de los tantos de los guatemaltecos fue de Mitrovich y el otro de Miguel Ángel Cobián.

“Todo era muy bueno en el equipo, a veces no se miran cosas o personas que hacen todo en silencio porque contábamos con grandes seres humanos, como don Álex Samayoa (utilero, q.e.p.d.), quien estaba al pendiente de todo lo que necesitábamos. Hay personajes que sobresalen como Gabriel (kinesiólogo) porque con su trabajo se consiguió que todo saliera bien. El equipo éramos todos”, agradece el exartillero.

Once años más tarde, en 1985, después de ser parte de otros equipos como Aurora, Cobán Imperial, y Finanzas Industriales; en Argentina lo hizo con Quilmes y Kimberley, además del Toluca de México. Mitrovich se retiró con un corazón guatemalteco que lo lleva con honor a donde vaya. Ahora comparte en casa con su esposa y disfruta ver y analizar el fútbol, algo que le apasiona porque pudo disfrutar de grandes momentos, como ese título de la Concacaf que cumple 47 años de haberse logrado.

Con 74 años cumplidos, José Emilio Mitrovich se dedica en sus tiempos libres a la Fundación Rojos 1974 donde hacen mucha labor social con la niñez de Guatemala. 

Por su experiencia y gran conocimiento, es invitado ser parte de foros para analizar partidos de clubes y de selecciones nacionales.