Stheven Robles ilusionado con clasificar a la Copa Oro con Guatemala
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Stheven Robles ilusionado con clasificar a la Copa Oro con Guatemala

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  • Con el Mundial de Catar en los libros, Guatemala apuesta a clasificar a la Copa Oro
  • Robles agradece al fútbol por haber cambiado su vida
  • De la Zona 18 a destacar a nivel de clubes y con la selección

MIAMI.- El lugar donde se crece puede definir cómo será el futuro de las personas, pero ese no es el caso de Stheven Robles, el lateral de Comunicaciones y de la Selección Nacional de Guatemala, quien ha tenido que enfrentarse a muchos obstáculos para salir adelante.

Nació en la zona 18, en la colonia Villas, un lugar controlado por las pandillas en la que los niños corren y disfrutan de los callejones. Todos se conocen, saben los movimientos de los vecinos y conocen quiénes están en los grupos organizados.

A Stheven, el pequeño de tres hermanos, lo cuidó Sandra, su mamá, quien temía que lo fueran a llamar a la pandilla, por eso cada vez que iba a las canchas de tierra estaba con él y juntos regresaban a casa.

Su primer equipo fue Galácticos que jugaba en la Liga de la zona 18. Su amigo Walfredo Cruz lo llevó y siempre le decía: “Estoy seguro que jugarás en uno de los mejores equipos”, por eso, nunca dejó de insistir que fuera a pruebas con los clubes porque sabía que llegaría el momento.

Al llegar los 12 años ya nadie lo detenía. “Me escapaba de la casa para poder jugar”, dice Stheven, quien comenzó como delantero, pero después ya se desempeñaba como carrilero por derecha o lateral.

Walfredo siempre lo acompañó, le pagaba el transporte público y la comida, porque en la familia Robles no había medios para poder trasladarse a lugares lejanos.

Selección de Guatemala

A los 15 años, fue a unas pruebas del club Comunicaciones en donde el entrenador argentino Jorge Miguel Sumich lo eligió para que se quedara en la categoría Sub-17, que en ese entonces era dirigido por Mario Acevedo, pero solo estuvo dos días, pues lo ascendieron a entrenar con el equipo mayor.

En esa época, Stheven cursaba el cuarto bachillerato, pero decidió dejar los estudios.

“Me levantaba temprano para ir a la escuela y luego me iba a entrenar. Regresaba hasta las 8 de la noche y hubo muchas veces que pasaba todo el día sin comer”, recuerda.

Aunque entrenaba con el equipo mayor, empezó a jugar con Cremas B en donde ganaba 400 quetzales al mes (unos US$50) y ya había sido convocado a la Selección Nacional Sub-20, con la que jugó el Premundial en Jamaica.

A su regreso, le esperaban dos noticias: el entrenador uruguayo Willy Coito Olivero lo ascendió al equipo mayor y su novia Linda, estaba embarazada y meses más tarde nacería Briana, su principal motivación.

La situación económica se complicó aún más en la familia Robles porque su padre, José, decidió dejar el hogar. “Mi papá siempre nos daba lo poco que necesitábamos, pero cuando él se fue hubo días que no teníamos ni para comer”, lamenta.

No solo problemas económicos sino los de las pandillas hizo que su hermano mayor decidiera irse a vivir a los Estados Unidos para poder enviarles dinero. De eso han pasado más de diez años y no se han reencontrado.

Ya con el equipo mayor el salario mejoró (unos US$500 al mes) y empezaron a estar más tranquilos. Aunque la casa en la que todavía viven la alquilan, tiene la ilusión de comprarle una casa a su mamá.

“Los sueños se cumplen ya tengo mi carro. Comencé con un Mazda 323 y ahora ya tengo una camioneta”, dice orgulloso.

“Las apariencias engañan”

El rosto serio y su piel llena de tatuajes le han creado una imagen equivocada a Stheven pues muchas personas lo asocian con las pandillas, lo que él rotundamente niega. “Las apariencias engañan”, comenta sonriendo.

“Crecí en mi barrio y por eso me relacionan, pero yo no he sido marero. Mi hermano sí, y por eso mejor se fue del país. Siempre me molestan, pero a mi no me importa lo que digan”, asegura.

La rivalidad entre Comunicaciones y Municipal ha hecho que el jugador siempre defienda a su equipo, él es uno de los integrantes que ganó el hexacampeonato y por eso, cada vez que se enfrenta a los rojos les hace la señal de los seis títulos, lo que hecho que muchos fanáticos escarlatas lo traten muy mal.

Lo que muchos aficionados escarlatas desconocen es que Robles estuvo cerca de firmar con el rival de siempre, pero decidió quedarse con los cremas con los que jugará la edición de la próxima Liga Concacaf, aunque como él dice siempre le agradece a Comunicaciones, “pero esto es un trabajo y uno nunca sabe en donde jugará después”.

Los momentos más difíciles

Robles no solo ha tenido que enfrentar los problemas económicos. Vivió dos momentos muy complicados, el primero fue cuando le perforaron el intestino delgado y tuvo que dejar de jugar por más de 5 meses y el segundo al romperse los ligamentos cruzados.

Durante un partido de Liga Nacional contra Xelajú MC, en noviembre del 2017, recibió un golpe y no pensó que pasaría a más. Sin embargo, el dolor no cedía y así pasó todo el fin de semana; el lunes fue a hacerse un examen por la mañana, pero debía esperar el resultado.

El intenso malestar hizo que fuera con una doctora del barrio donde vive, doña Rosita; ella al verlo le dio el diagnóstico y se fue de emergencia al hospital. Ahí lo intervinieron y estuvo varios días en el intensivo. Su mamá y su novia rezaban en la sala de espera, porque llegó casi sin pulso al nosocomio.

Stheven regresó a entrenar después de cinco meses y lo hizo durante un clásico. “Mis regresos siempre han sido especiales”, indica.

El año pasado sufrió una lesión de ligamentos cruzados y también tenía que estar seis meses fuera. Aunque se logró recuperar antes de tiempo la pandemia de Covid-19 y la suspensión del campeonato le dio tiempo para estar bien a la reanudación del torneo.

La ilusión de la Copa Oro

El lateral de 25 años confiesa que las últimas semanas no las ha pasado muy bien pues perdió la final frente a Santa Lucía Cotzumalguapa y la Selección fue eliminada de la clasificatoria rumbo al Mundial de Qatar 2022.

Sin embargo, ahora viene una nueva ilusión jugar uno de los torneos más importantes de la Concacaf, la Copa Oro y para ello es uno de los futbolistas y que gozan de la confianza del entrenador Amarini Villatoro, que se preparan para disputar las Preliminares (del 2 al 6 de julio), en donde el primer rival a enfrentar es Guayana.

“Uno siempre sueña con estar con la Selección y aunque ha sido muy duro todo lo que hemos pasado el fútbol siempre te da revanchas y queremos hacer bien las cosas”, reconoció el lateral.

Guatemala si gana su primer partido tendría que medirse al ganador de la serie entre Guadalupe y Bahamas. De lograr los dos triunfos clasificaría a la Copa Oro.

“Estar con Selección es otro sentimiento además, uno lleva la responsabilidad de muchas personas y tenemos que levantarnos y hacer bien las cosas”, dice el defensa que debutó frente a Paraguay en un partido amistoso.

Robles volverá a estar por las bandas para ser uno de los pulmones de la Selección Nacional, y aunque se separará nuevamente de su familia, que es su mayor tesoro, continuará en el camino del fútbol que le ha cambiado la vida y le ganó la batalla a las pandillas.

“Hay que ser agradecido, porque si uno piensa en el pasado se da cuenta que no tenía nada y ahora cuenta con cosas que no se imaginaba”, confiesa el chico rudo de la Selección de Guatemala.